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Alimentacion

Alimentarse básicamente consiste en ingerir alimentos,
sin pensar en su calidad, en su cantidad, es decir… en comer.



Todos comemos. Unos mejor, otros peor. Unos comemos más rápido, más lento, comemos lo que nos gusta, lo que pensamos que nos hace bien, o no, pero todos comemos porque si no dejaríamos de existir. Eso es alimentarse; lo que sucede es que hay personas que están muy bien alimentadas, pero mal nutridas; hay personas que pueden incluso estar “sobre alimentadas”, y sin embargo muy mal nutridas.


¿Qué es estar bien nutrido? ¿Cómo le afecta a tu salud que tu nutrición no sea la correcta en tu organismo?

Para nutrirse hacen falta alimentos, es decir, empezamos por alimentarnos, por comer igual que antes; la diferencia está en que la nutrición observa qué alimentos comemos, que valor nutricional tienen, y no sólo en cuanto a calorías, sino en cuanto a vitaminas y minerales que son los que al metabolizarse en nuestro organismo, generan esas sustancias que protegen o no nuestra salud. Es decir, la nutrición tiene en cuenta la calidad del alimento que tomamos, en cuanto a si al alimentarnos le damos a nuestro cuerpo la cantidad suficiente de vitaminas, minerales y otros compuestos que tienen los alimentos que comemos para sostener una vida sana. Por lo tanto, sabemos que tan importante como la cantidad de alimentos que ingerimos es el “cómo” nos alimentamos, ya que está en relación directa con los beneficios que brindará a nuestro organismo, conceptos éstos que están modificando la conducta debido a una mayor concientización al respecto.

Nuestro cuerpo es, físicamente, una estructura, a la cual debemos, consciente y responsablemente, cuidar en todos sus aspectos, ya sean el emocional, el espiritual y, por supuesto, en el que se refiere a la incorporación de las nutrientes necesarias para una alimentación sana. Para ello comemos. Por lo tanto, no es tarea menor el determinar de qué manera vamos a hacerlo. Los pueblos del Oriente, desde hace siglos, han tenido conciencia de ello.

Actualmente, contamos con suplementos dietarios que nos permiten conservar y mejorar nuestra salud y, con una buena guía profesional, se puede comenzar a entender y poner en práctica una nueva forma de incorporar nutrientes.


Cada etapa, su nutrición

Debemos considerar cada etapa de nuestra vida, teniendo en cuenta que, durante el embarazo, la niñez y la adultez, por ejemplo, nuestros requerimientos dietéticos no son los mismos, y que, obviamente, varían para cada persona, ya que influyen en sus necesidades, edad, actividad física, enfermedades que cursa (diabetes, hipertensión, asma, stress, depresión, adicciones, enfermedades digestivas, etc.), y evitando las que puedan aparecer, (estados gripales, bronquitis, constipación, etc.) que, aunque agudas, nos complican en nuestra vida cotidiana.

Como adultos, debemos ser responsables no solo por nosotros sino además por nuestras familias, ya que los niños están en una etapa plena de aprendizaje y los hábitos se enseñan. Cuantos más niños logremos que los incorporen estaremos asegurando una mejor calidad de vida para toda la familia.


Conclusión

Por último, es importante entender que nos nutrimos no sólo físicamente, incorporando nutrientes. Debemos también alimentarnos espiritual y emocionalmente, y éstos aspectos también merecen replantearse. Abrazar, besar, y expresarles nuestro amor a los seres queridos es una buena forma de empezar a hacerlo.

Por todo lo dicho, resulta necesario contar con los servicios de un profesional idóneo, que conozca perfectamente cuales son las sustancias naturales que mejor se adecúan a las necesidades individuales y familiares para cada caso.





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